Imagínate un tipo en el siglo XVI que va contra todo lo que la gente cree y está dispuesta a pagar un precio alto por sus ideas, ese tipo fue Galileo Galilei.
Fue uno de los genios más importantes de la historia de la ciencia, y su vida estuvo llena de descubrimientos increíbles, pero también de mucho drama.
Nació en Pisa, Italia, en 1564, sí, la misma ciudad de la torre inclinada. Su familia quería que fuera médico, pero Galileo tenía otra cosa en mente: las matemáticas y las estrellas lo fascinaban mucho más que las enfermedades.
Así que, contra la voluntad de su familia, se fue a estudiar lo que más le gustaba. Al final, el tiempo le dio la razón.
Descubriendo el Universo con un telescopio casero
Uno de los momentos más importantes de su vida llegó cuando escuchó que en Holanda habían inventado un telescopio. Galileo Galilei, siendo súper curioso y siempre buscando mejorar las cosas, decidió hacer uno propio.
En 1609, logró construir un telescopio mucho mejor y, cuando miró al cielo con él, ¡boom!, todo cambió.
Primero, vio algo que nadie esperaba: cuatro lunas girando alrededor de Júpiter. Eso fue una bomba, porque todos en esa época creían que todo giraba alrededor de la Tierra.
No solo eso, también vio que Venus tenía fases, como la Luna, lo cual solo tenía sentido si Venus giraba alrededor del Sol. Esto era otra prueba más de que la Tierra no era el centro del universo.
Para rematar, descubrió montañas y cráteres en la Luna, lo que rompía con la idea de que los cuerpos celestes eran perfectos.
Galileo Galilei demostró que las cosas caen iguales
Pero Galileo no solo se dedicaba a mirar el cielo. También estaba obsesionado con cómo se movían las cosas aquí en la Tierra.
Un día se le ocurrió hacer un experimento muy simple pero brillante: soltar objetos de diferentes pesos desde la torre de Pisa (aunque algunos dicen que esto es más mito que realidad). Lo importante es que demostró que, en ausencia de resistencia del aire, todos los objetos caen a la misma velocidad sin importar su peso, lo cual contradijo a Aristóteles, que había sido el rey de la física durante casi 2.000 años.
Problemas con la Iglesia
Ahora, la parte más tensa de la historia: la Iglesia Católica. En esa época, la Iglesia tenía muchísimo poder y enseñaba que la Tierra era el centro del universo.
Galileo, con sus telescopios y sus descubrimientos, demostró que el Sol era el centro, lo que no le cayó nada bien a los líderes religiosos. En 1616, lo mandaron a callar, pero él, terco como pocos, siguió adelante.
En 1632, publicó su famoso libro «Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo» , donde comparaba las teorías que decían que la Tierra era el centro con las que decían que era el Sol.
Aunque trató de hacerlo ver como un debate imparcial, estaba claro que Galileo estaba del lado del Sol.
Por esto, lo llamaron a juicio en 1633, lo obligaron a retractarse y lo sentenciaron a arresto domiciliario por el resto de su vida.
Galileo Galilei ¿"Y sin embargo, se mueve"?
Aquí viene una de las historias más divertidas sobre Galileo. Se dice que, después de que lo obligaron a retractarse y admitir que la Tierra no giraba alrededor del Sol, Galileo murmuró en voz baja: «Eppur si muove» , que significa «Y sin embargo, se mueve», refiriéndose a que, aunque la Iglesia no lo admitiera, la Tierra sí giraba.
Aunque no hay pruebas de que realmente lo haya dicho, la frase ha pasado a la historia como símbolo de su espíritu rebelde.
Galileo murió en 1642, pero su impacto fue tan grande que aún hoy se le considera el padre de la ciencia moderna.
¿Por qué? Porque no se conformaba con lo que decían los libros antiguos; Prefería mirar el mundo, hacer experimentos y sacar sus propias conclusiones. Fue uno de los primeros en usar lo que hoy llamamos el método científico.
Y, para terminar con una curiosidad, en 1992, ¡la Iglesia finalmente admitió que Galileo Galilei tenía razón! Después de 350 años, claro. A veces, las cosas toman tiempo, ¿no?
