¿Qué es un año bisiesto?

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bisiesto

Un año bisiesto es un año especial que tiene 366 días en lugar de los 365 habituales. Esto significa que febrero tiene 29 días en lugar de 28.

Los años bisiestos representan una solución a un problema astronómico y matemático que afecta a la forma en que medimos el tiempo. La Tierra tarda aproximadamente 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos en completar una órbita alrededor del Sol. Esta duración, conocida como año solar, no se alinea limpiamente con nuestro calendario que cuenta con años de 365 días.

Si simplemente ignoráramos esas horas adicionales cada año, con el tiempo nuestras estaciones se desfasarían con respecto al calendario, llevando a un desajuste significativo. Por ejemplo, sin la corrección de los años bisiestos, eventualmente podríamos tener nevadas en pleno julio en el hemisferio norte o altas temperaturas en diciembre. Para mantener la regularidad de las estaciones y asegurar que fechas significativas como los equinoccios y solsticios ocurran aproximadamente en los mismos días cada año, se toma en cuenta esta discrepancia.

¿Por qué cada cuatro años?

La solución convencional es añadir un día adicional —el 29 de febrero— cada cuatro años. Este sistema no solo compensa las casi 6 horas extra cada año, sino que también permite que los eventos astronómicos y las celebraciones anuales permanezcan sincronizados.

¿Qué años son bisiestos?

Sin embargo, incluso este sistema no es perfecto y requiere su propia corrección; por eso, los años que son divisibles por 100 no son bisiestos, a menos que también sean divisibles por 400. Así por ejemplo, el año 1900 no fue bisiesto, pero el año 2000 sí lo fue.

¿Por qué hay estas excepciones?

Las excepciones a la regla de los años bisiestos se introdujeron para ajustar aún más el calendario al año solar. Si se añadiera un día adicional cada cuatro años sin excepciones, el año calendario sería un poco más largo que el año solar. Esto provocaría que las estaciones se adelantaran gradualmente con el tiempo. Se estima que el calendario gregoriano se desfasa un día con respecto al año solar cada 3.300 años.

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